Deporte Navarro

Tauro Motor Car
21/09/2020

Brillante broche al Campeonato de España de División de Honor en el Frontón Labrit.

El Club Pelota Huarte en Mano Individual, Najerino en Mano Parejas, Lintxu Tajonar en Paleta Cuero y Puertas Bamar en Pala Corta son los nuevos campeones en una Fase Final en la que la gran afluencia de público y la altísima calidad del juego exhibido por todos los contendientes fueron las notas más destacadas.

Semifinales con más de una sorpresa

Arrancó este definitivo acto del campeonato el viernes con la disputa de las semifinales de mano que medía por un lado a Irurtzun y San Cristóbal y por el otro a Huarte y Colmenar. En el primer choque, Julen Retegi se desembarazó sin mayores problemas de un Ioritz Arrieta que aguantó los dos primeros tantos, pero que en cuanto perdió el saque estuvo a merced de su rival y fue incapaz de mover el material que le propuso el vástago del “mago de Erasun”, muy certero con el saque y gozando mucho con su derecha.

La segunda semifinal manomanista se presentaba mucho más igualada sobre el papel pues se enfrentaban Xabier Santxo, el (hasta ese momento) vigente campeón e Iker Espinal, uno de los jugadores más en forma del cuadro. El primer juego fue muy duro con Santxo adelantándose 8 a 3 y muchas posibilidades de hacerse con el primer punto, pero un fallo del guipuzcoano dio alas a Espinal que con su pelota comenzó la remontada que le llevó a hacerse con el primer juego. En el segundo no hubo ninguna lucha y el huartearra se lo llevó de calle ante un Santxo, mermado físicamente y que se fue del partido aquejado de mal de manos.

Por lo que se refiere a la lucha por parejas, tremendo duelo entre Irurtzun y Huarte que se decidió en favor de los de los primeros gracias al trabajo oscuro de Ongay y la impresionante exhibición de Iosu Bergera, que trajo por la calle de la amargura a Yoldi y Beroiz (campeones el año pasado) y que lo intentaron todo, pero sus intentos se estrellaron en el colosal trabajo del zaguero de Irurtzun.

En el otro lado del cuadro, “paseo triunfal” para el Najerino que pasó por encima de Oberena para meterse en la gran final. Ni Oihan Canabal, ni Joseba Aldave pudieron en ningún momento con un David Merino “imperial” que repartió mandobles a diestro y siniestro haciendo imposibles los esfuerzos de los jugadores navarros.

La mano pasó el testigo el sábado a la herramienta donde en paleta cuero teníamos doble duelo navarro entre Lintxu Tajonar y Oberena, por un lado del cuadro y Amaya y Tenis Pamplona, por el otro.

En el primer caso los jugadores del Lintxu, Rubén Ayarra y Javier Goñi hicieron valer su veteranía ante Daniel Berrogi e Iñaki Mariñelarena, quienes no aparecieron en el primer juego, pero que pusieron en serios aprietos a sus rivales en el segundo.

En cambio, Amaya y Club Tenis Pamplona protagonizaron un vibrante duelo en el que Carlos Beunza y Daniel Ramos se apuntaron la victoria en el primer juego desarbolando a Ibai Barón y centrado toda su furia sobre un superado Lander Goñi. En el segundo acto Barón comenzó a carburar para apuntares el triunfo y llevar el choque al desempate donde los jugadores del Tenis Pamplona estuvieron más finos y se llevaron la victoria.

Y en la Pala Corta el invicto Tenis Pamplona salía con ventaja ante el debutante dúo de Oberena y en la otra afrenta Natación Barcelona y Puertas Bamar protagonizarían el duelo más igualado del cuadro.

Pero Mikel Sanz y Javier Labiano no querían ser los convidados de piedra y plantaron una gran batalla a Mitxel Fernández y Alfonso Echavarren, para colarse en la final en su primer año como “palacortistas”. 

Por lo que respecta a la segunda semifinal, Carlos Baeza e Imanol Ibáñez superaron a Pierre Adrien Casteran y Emiliano Skufca en un partido de escaso brillo en el que los fallos estuvieron a la orden del día.

Pelota con mayúsculas

De este modo llegó la jornada del domingo, mañana de finales en las que de nuevo el público acompañó el fabuloso trabajo de los pelotaris, quienes no escatimaron esfuerzos y sacaron a relucir todo su repertorio. 

Además estaba el aliciente de ver si Irurtzun, presente en los dos partidos de mano, era capaz de alcanzar el “doblete”, circunstancia que no ocurría desde el 2015, año en que lo logró el Club Pelota Huarte.

La mano individual fue la más madrugadora con el partido entre Irurtzun y Huarte con ventaja que la cátedra otorgaba a los primeros, habida cuenta de que contaban con la presencia del hasta hace nada profesional Retegi Bi para intentar asaltar el campeonato. Pero Iker Espinal no estaba muy de acuerdo con esta afirmación y salió muy concentrado a la cancha para llevarse el primer juego ante un Julen Retegi incómodo y que estuvo siempre a remoque del jugador huartearra.

Las tornas cambiaron en el siguiente envite pues Julen Retegi comenzó a tener mejores sensaciones, acertando con el saque para empatar el partido y llevarlo al desempate. Aquí la emoción se adueñó de la Bombonera de Pamplona que se rindió al esfuerzo de ambos pelotaris que dieron todo sobre la cancha, firmando jugadas espectaculares para acabar empatados a cuatro y jugársela a cara o cruz. 

Y la resolución llegó con una de esas jugadas espectaculares de las que hablábamos recién: Iker espinal dibujó una dejada perfecta ante un Julen Retegi que vislumbró lo que iba a hacer su rival, pero al que las piernas no le siguieron en su intuición, con lo que Espinal se hizo con el triunfo con todo merecimiento como él mismo confesó tras el partido: “estaba cómodo y físicamente bien, no me he arrugado, pero he sufrido mucho porque tenía que jugar perfecto. He ganado a base de sufrir y creo que me he ganado este triunfo”.

Tras la pugna individual llego la de parejas que puso frente a frente a Irurtzun y Najerino, partido que arrastraba la vitola de desafío de altura tras ver de lo que fueron capaces ambas escuadras en la jornada de semifinales. Pero ni Ongay ni Bergera dieron aquella medida y sucumbieron en el primer juego por la vía rápida merced al dominio de un enorme Merino II que propiciaba los fallos de un desconocido Iosu Bergera, totalmente a merced del jugador de Villar de Torre.

En el segundo juego cambiaron las tornas y Alberto Ongay, apoyado por su material, tomó mayor protagonismo en ataque y puso en arduos problemas a los riojanos, que aguantaron como pudieron lo que se les venía encima. Pero el ansia por ganar llevó a Ongay a tomar demasiados riesgos traducidos en dos fallos que dieron de nuevo vida a los “lechugueros”, quienes no desaprovecharon la ocasión y se hicieron con la victoria.

Finalizada la competencia de mano, saltaron a la sagrada brea del templo pamplonés los protagonistas del partido de paleta cuero, donde Lintxu Tajonar partía con ventaja sobre el Club Tenis Pamplona a la vista de sus dos enfrentamientos de la liguilla que cayeron ambos del lado de los de Tajonar. 

Sin embargo las liguillas son una cosa y las finales otra muy distinta, como debieron pensar Carlos Beunza y Daniel Ramos a la vista de cómo encararon este definitivo choque. Txarli y Dani emularon a la Brigada Ligera en aquella vieja película protagonizada por Errol Flynn y salieron “a la carga” para sorprender a un Rubén Ayarra y un Javier Goñi que se vieron desconcertados y desmantelados por tamaño ímpetu, cediendo el primer juego ante la incredulidad del público asistente que no daba crédito a lo que estaba viendo.

Con esta generosa exhibición pareciera que el físico iba a pasar factura a los del Tenis Pamplona en el segunda acto, pero nada más lejos de la realidad, porque Beunza y Ramos continuaron jugando con “ansia vikinga y furia visigoda” poniendo en un brete a sus contrincantes, invictos hasta este choque. 

Pero delante también había una gran pareja que tampoco iba a rendirse sin pelear. Entonces emergió la gigantesca silueta de Javier Goñi, para empezar a “repartir estopa” con su derecha y facilitar que Rubén Ayarra sacara la chistera desde donde dibujó espectaculares tantos que levantaron de su asiento a los aficionados y aficionadas reunidos en el Labrit y que vieron como el luminoso iba avanzando hasta colocarse con empate a 14 haciendo justicia al enorme espectáculo que estaban presenciando.

La bola de la ruleta comenzó a girar con el último saque y cayó en la casilla colorada del Lintxu Tajonar para llevar el partido al desempate, donde como afirmara Rubén Ayarra, “ganaría el que más lo quisiera hacer”. Entonces colocaron su corazón en la cabeza de la paleta y se acabaron llevando el triunfo en un partido que, como confesó Javier Goñi, “llevaba esperando toda la vida”.

Con el último tanto el público no pudo hacer otra cosa que ponerse de pie para agradecer el descomunal esfuerzo de los cuatro pelotaris protagonistas, sin duda, de uno de los mejores encuentros del campeonato.

Y con el buen sabor de boca que dejó la final de paleta, salieron por la bocana del vestuario los jugadores de pala corta de Oberena y Puertas Bamar, que se iban a jugar el último título en liza, con favoritismo declarado en favor de estos últimos, mucho más experimentados que sus oponentes, quienes velaban sus primeras armas en esta competición.

En el primer juego se cumplió este esquema e Imanol Ibáñez y Carlos Baeza pasaron por encima de Mikel Sanz y Javier Labiano que tardaron mucho en entrar en juego, sometidos por la potencia de los saques del vizcaíno y el acierto del segoviano.

La reacción no se hizo esperar y en el segundo juego la dupla navarra recuperó sensaciones poniendo en más de un compromiso a los del Puertas Bamar que sufrían bastante cuando se alargaba el peloteo. De esta manera el partido llegó al tercer juego de desempate donde el cansancio hizo mella en los navarros, que lucharon hasta el final pero acabaron por rendirse ante la pareja que mayor velocidad le imprime a la pelota de todo el campeonato. 

En resumen, excelente broche el vivido el pasado fin de semana para una temporada atípica marcada por el paréntesis en que el corona virus sumió al campeonato. Pero como apostilló el gran Imanol Ibáñez en la entrevista posterior a la final, “quizás nos ha venido bien este parón, para darnos cuenta de cuánto nos gusta jugar a pelota”

Amén…


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